Dado
que una temporada ciclista comprende un periodo de unos 10 meses, es
fundamental que los entrenamientos que se lleven a cabo a lo largo de
este año estén correctamente programados para alcanzar picos de
forma cuando aparezcan las competiciones que los deportistas
consideren más importantes, de modo que puedan ofrecer el máximo
rendimiento posible.
Así
pues, deberemos dividir la temporada en tres partes: 1) periodo de
pretemporada, 2) periodo competitivo, y 3) periodo de recuperación.
Cada uno de estos periodos tiene unos objetivos concretos.
En
pretemporada, es fundamental asentar las bases sobre las que
trabajaremos en el periodo competitivo. Suele caracterizarse por un
elevado volumen de entrenamientos a una intensidad moderada,
priorizando la capacidad aeróbica, sin olvidar que se pueden
introducir trabajos a mayores intensidades cuando más nos acercamos
al final de la pretemporada. Igualmente, en este periodo el trabajo
sobre la bicicleta se debe complementar con trabajo de
fortalecimiento y compensatorio tanto de tren superior como de tren
inferior.
Durante
el periodo de competiciones, el objetivo será obtener el máximo
potencial del ciclista en las carreras más importantes. Para ello,
distribuiremos las cargas ordenadamente en diferentes microciclos y
mesociclos. Un ejemplo que encontramos en el ciclismo profesional es
la carrera “Dauphiné Libéré”, la cual precede al “Tour de
France”. Algunos de los aspirantes al Tour acuden a la primera no
para lograr la victoria, sino para que les sirva como entrenamiento y
alcanzar su pico de forma unas semanas después en el Tour.
Es
de vital importancia que los ciclistas sean conscientes de que
mantener el mismo pico de forma durante toda la temporada es
prácticamente imposible, por lo que habrá que priorizar unas
carreras frente a otras para llegar en las mejores condiciones y
poder dar el máximo rendimiento en los objetivos marcados.
Por
último, el periodo de recuperación lo utilizaremos para que los
ciclistas descansen de toda la temporada, física y mentalmente. Las
dos o tres últimas semanas de la temporada las emplearemos para
hacer rodajes suaves con el objetivo de relajar la musculatura.
Posteriormente se hará un parón completo (entre dos semanas y un
mes, dependiendo del nivel y la edad de los deportistas) y, por
último, comenzando progresivamente con los entrenamientos durante
dos semanas más
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